15 de agosto 2013
Tailandia
Tuvimos cinco maravillosos días en el Sweet Robin, en el Jeanneau que unos
amigos nos prestaron en Phuket. Luego de
chequear todo en el bote y de hacer algunas reparaciones, cambiar el aceite y ajustar
el cinturón V, echamos el navío a andar.
Sólo tenía veinte metros de cadena del ancla, asi que tuvimos que
encontrar lugares vacíos para la noche. La bahía de Phan gna fue nuestro lugar de crucero por esa semana. La bahía está salpicada de inmensas rocas
pilares emergiendo del agua que forman islas de piedra caliza con numerosas
cavernas y hongs. Hong es la palabra
tailandesa para cuarto, y así se denominan a las cuevas enormes en el medio de
estas islas por las que se ingresa por una apertura estrecha. Luego de cinco días de navegar y explorar,
regresamos con el Sweet Robin hasta el puerto deportivo y pasamos un par de
días con la familia antes de salir para explorar otra parte de Tailandia.
Llegamos a Nakhom Pathom a las tres de la madrugada, después de viajar en tren
por doce horas. Las bancas de la
estación de trenes parecían confortables y ahí dormimos hasta el amanecer. Nos despertaron cientos de tailandeses apresurados
para tomar o bajar del tren. El viaje
continuó hacia el oeste en dirección a Kanchanaburi
donde tomamos un simpático alojamiento, construido en la zona portuaria a lo
largo del río. Una cabaña básica con una
ducha, cucarachas y hormigas incluídas.
Nos alegramos de dejar nuestras pesadas mochilas, mientras explorábamos
la ciudad. Como en todo Tailandia, comer
en los puestos de la calle es la forma más barata de llenar nuestras barrigas
con comida rica. No hemos visitado
ninguna tienda, a excepción de una heladería, de vez en cuando. Pagamos cinco dólares por el alquiler de una
vespa y resultó ser la mejor manera de conocer y de visitar los mercados
locales, los cuales son una gran experiencia cultural. Casi siempre la gente
maneja a la izquierda del camino.
Después de una noche en Kanchanaburi,
seguimos hasa Ayutthaya, donde
visitamos la antigua capital con sus impresionantes ruinas e historias. La ciudad no es muy grande y una bicicleta
nos pareció la mejor manera de explorar las ruinas antiguas y perdernos en las
callecitas y callejas detrás de los mercados, con la mejor y más barata comida. Reservamos nuestros tickets para viajar a
Alemania.
Me quedaré un tiempo en Europa para
promocionar la versión alemana de mi libro y espero hacer algunas
presentaciones. Dejamos Ayutthaya y
entramos en el furor de Bangkok
donde no pasamos mucho tiempo, nos pareció muy ajetreado y comercial. En vez de eso, pernoctamos en el aeropuerto y
volamos hacia Europa. Desde entonces ha
sido un choque cultural de nuevo. Cada
vez que regreso a esta sociedad agitada y extraña, me pregunto hacia dónde se
dirige este mundo. La gente no piensa
por sí misma, y sigue el “protocolo de la vida” hecha por los medios de
comunicación y por gente que sólo se
interesa por sí misma. Lo que me
fastidia es la mentalidad creada por la civilización. Por ejemplo, en Tailandia o Nueva Zelandia, es
normal saludar a la gente en las calles o en el auto, pero aquí sólo recibo
miradas extrañas, y seguramente la gente piensa que yo quiero algo de
ellos. En esta sociedad ya no existe la
cordialidad, la amabilidad. Felizmente
aún existen lugares en este mundo que “intocados” y gentes que no han sido
absorbidas por el tornado de la civilización.
Y me siento extremadamente agradecida por ser una de esas personas que
puede ver y explorar esos lugares, pero al mismo tiempo me pone triste regresar
al mundo que ya ha sido destruido.
Laura