lunes

LA VUELTA AL MUNDO DE TANIA AEBI




Acabo de terminar de leer el libro “Solo” (Maiden Voyage, en inglés) escrito por TANIA AEBI-- hija de padres suizos viviendo en Nueva York, que a la edad de dieciocho años se dio una vuelta al mundo en un velero, sola.  Una verdadera hazaña, considerando que dos años antes, la chica nunca había pisado un bote, vivía fuera de su casa, tenía problemas con su familia, era rebelde, no tenía ningún plan para el futuro y parecía que su vida iba a ser un desastre.  Al padre Aebi, pintor, un año antes se le ocurrió la brillante idea de llevar a sus cuatro hijos por un viaje hacia las Bermudas.  Compró un bote y tomó un curso veloz de navegación y sin muchos preparativos se fue con sus hijos, quienes le ayudaron a izar las velas, acortar el agua, hacer turnos de vigilancia, mirar las estrellas, encargarse de las sogas, ver si había otros barcos, y tantas otras cosas.  Fue una experiencia para todos.  Como regresaron vivos, el padre pensó que Tania, la mayor de las hijas, podría romper el récord y ser la primera adolescente norteamericana en darse la vuelta al mundo, sola.

¿Por qué leí el libro?  Porque Tania Aebi fue la heroína de LAURA DEKKER,  fue la que le inspiró en sus sueños.  A los ocho años de edad Laura recibió este libro de su padre, y como ella había nacido en el mar, su padre era constructor de barcos y había vivido toda su vida en un barco y sabía de navegación,  pensó que ella también podía darse la vuelta al mundo.  Lo cual lo realizó a los catorce años.  Entre las cosas que Laura tenía en su velero Guppy estaba el libro de Tania Aeibi, que ella lo leía frecuentemente durante el viaje.  Tania Aebi en su libro hizo un recuento muy detallado de las rutas que siguió y de los problemas que se le presentaban.

Tania Aebi empezó su viaje en Nueva York, siguió hasta las Bermudas, luego cruzó el Canal de Panamá y de ahí continuó hasta las los Galápagos y luego hasta las Islas Marquesas en el Océano Paçifico—eso sólo fue el principio de un viaje que duró dos años. Tuvo un viaje muy accidentado, por su falta de experiencia y conocimiento de navegación, se le malogró el motor muchas veces, se le rompieron los mástiles, y hasta chocó con un carguero.  Hasta estuvo en el ojo de un huracán, y le tocaron muchas tormentas.  El libro es un relato altamente interesante, emocionante y muy bien escrito, y ella descubre su alma y sus emociones al lector.  Nos enteramos con detalle de cómo fue su niñez, problemática, con su madre que tuvo desórdenes mentales y tuvo que ser internada en un sanatorio en Suiza, y luego creció bajo el cuidado de su padre que tenía un alma libre, de pintor y aventurero que viajaba con frecuencia.   



En el libro se ve una transformación, de la Tania que era insegura, tímida y temerosa del mundo, poco a poco, durante el viaje, el contacto con tantas culturas del mundo, los problemas que tuvo que resolver sola, se va transformando en una chica más madura y con objetivos determinados.  Aprendió a ser experta en el manejo del sextante—instrumento antiguo con que los marineros se guiaban, que le sirvió muy bien para guiarse en esos mares movidos, con olas, tormentas, lluvias, algas y muchos peces.  Recomiendo este libro Solo de Tania Aebi  a cualquiera que desee hacer una vuelta al mundo, es el mejor libro que he leído en ese tema, y además es una maravillosa historia de amor.  Tania encuentra a su Príncipe Azul durante en el viaje, que no sólo le dio amor, sino también le ayudó en momentos álgidos de su viaje.  

Su libro Maiden Voyage, se convirtió en un best seller, y muy merecido. 

En el año 2012 Laura Dekker fue a Vermont a visitar y conocer en persona a Tania Aebi,


la persona que le inspiró en sus aspiracions desde niña.  Pasó todo un día con ella y hablaron naturalmente de los viajes que realizaron, Laura conoció a su padre, y a sus dos hijos.  Un encuentro memorable. En la actualidad Tania Aebi es empresaria, tiene un negocio de botes y da clases de navegación.  


Cómo conquistar el mundo cuando todos te dicen que no.

Este video de Laura Dekker fue tomado hace algunos meses, ahora ella tiene 21 años, está casada con Daniel,  pero sigue viajando por el mundo, hciendo sus presentaciones, dando clases de navegación, y haciendo actividades relacionadas con el mar.   Ella nos cuenta en perspectiva sobre su viaje alrededor del mundo que lo empezó a los catorce años y lo concluyó a los 16 años, convirtiéndose en la persona más joven de haber realizado tal hazaña.  Todo esto atrajo la atención mediática mundial.


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domingo

En la Isla del Gallo y las Gallinas


20 de febrero 2017
Recibimos visita de papá y algunos amigos que volaron desde los Estados Unidos para la Navidad y el Año Nuevo, lo cual fue muy agradable.

Una vez que se despidieron, arribaron mi mamá y mi hermanita Kim, y nos contaron las aventuras de familia.  La primera semana mamá se alojó en Guppy y nosotros hicimos lo mejor posible para inyectarle algo de adrenalina:  la llevamos a través de los huecos más apretados en las cavernas, se balanceó en una soga entre las cataratas de Whangarei, caminó hasta los picos más altos para tomar una brisa helada del mar.

Luego tomamos una semana para llevar a Kim a la Isla Great Barrier, nos gustó porque nunca estuvimos ahí más de una noche.  Salimos en la madrugada para estar ahí todo un día, pero lamentablemente llegamos sólo hasta el puente, pues descubrimos que no lo abren durante las horas matutinas de intenso tráfico.  Jaja.. eso es típico de nosotros.  Así que aprovechamos para tomar desayuno frente al puente.

Daniel:  El viento está bien hoy día y decidimos anclar en una de las islas Hen and Chickens (Isla del Gallo y las Gallinas)  y nos pusimos nuestros trajes de buzo para bajar y limpiar la corteza del barco.  Estuvimos a punto de saltar, cuando alguien gritó:  “ hey, qué hay ahí?.. un tiburón”.  Laura y su madre regresaron a la cabina. “sólo es un tiburoncito” --les traté de convencer.  Yo salté primero para ver qué pasaba y luego saltó Kim.   Ella emergió a la superficie sonriendo, nerviosa, luego saltó Laura.  Todos nos reímos.  Unos minutos después vimos pasar un grupo de aletas oscuras por la bahía, lo cual nos puso en alerta, tiburones?  Luego,  descubrimos con alegría que eran delfines. 

Con escaso viento el bote avanza lentamente, lo cual nos da la oportunidad de ver qué hay a nuestro alrededor: delfines, tiburones, aves lanzándose al agua como flechas en busca de comida.  Las chicas encuentran algo luminoso en el agua: puntos luminosos azul, verde y amarillo dentro de una criatura parecida a una medusa.  Es temprano en la mañana, el sol ya está alto, y el pescado aún tiene sus luces encendidas.  Mundo misterioso.  Dejamos nuestro hogar para buscar cosas ignotas, y encontramos delante de nosotros este misterio. 

Nos dirigimos hacia la isla Great Barrier y anclamos en la bahía de Kaiaraara al final de la tarde.
El viento comenzó a cobrar fuerza y Laura estaba mirando el clima con ansias para ver si podíamos continuar navegando.  Decidimos tomar turnos de vigilancia, y cuando me tocó estar en cubierta, el ancla empezó a remolcar.  Laura corrió para encender el motor y evitó una colisión que estuvo a punto de ocurrir.  Estamos en medio de una noche negra, oscura, con lluvia y viento volando sobre el bote, en un puerto desconocido. Continuamos hacia la Bahía Smokehouse, la cual está protegida.  Encontramos un lugar a 13 metros de profundidad; la señorita Capitán no quiere estar muy cerca a otros botes.  Esperamos hasta la madrugada;  Laura despierta con frecuencia  en la noche, dejándonos dormir tranquilos a mí y a Kim.
Laura y Daniel

18 de febrero 2017
Imaginen mi sorpresa cuando leí esta mañana en el periódico que Guppy había sido vendido.  Mi querido Guppy aún está bien amarrado en Whangarei, bajo mi nombre, mientras estamos buscando en todo el mundo nuestro próximo bote.
Aún estoy en busca del mejor lugar para Guppy ( algún club de navegación juvenil), el bote que me enseñó tanto y con el que tengo tantas memorias.  Luego de leer bien el periódico, me di cuenta que no hablaban de mi Guppy sino del Hurley 700 ( también llamado Guppy) que fue mío cuando tenía diez años.  El botecito que usaba para viajar por toda Holanda, aparentemente ha sido comprado por un canal de televisión holandesa y está siendo arreglado para hacer viajes de vela.  Le deseo al nuevo propietario, Beau van Erven, lo mejor. 

Laura

ENTREGA DE ANNA ROSE (2a.parte)

31 de enero 2017

Entrega de Anna Rose (2ª. Parte)
Laura:  En el camino papá nos envió información sobre el clima por el teléfono satélite.  Parece que vamos a tener algunas sorpresas pronto.  Vientos de 30-40 nudos para el resto de nuestras 800 Millas náuticas hasta Hobart.  Nos tomará un buen tiempo llegar allí.  Tenemos un ojo de buey rajado, cables del timón amañados y la lentitud de un navío pesado—no es lo que estaba esperando.  Así que empezamos a dirigirnos hacia la costa con la esperanza de coger vientos más suaves, pero también estamos conscientes de corrientes fuertes a lo largo de la costa australiana.  Un día antes que aparezcan los vientos australes, estamos navegando hacia el norte, con 25-30 nudos.  Decidí cambiar de ruta hacia el Puerto Kembla, el puerto más cercano.  Durnate la noche el viento cambia y no podemos seguir el curso, estamos rumbeando en las olas, avanzando poco y tratando de evitar a todos los grandes monstruos ( cargueros) que se dirigen hacia el Puerto Kembla o a diferentes lugares del mundo.  Sólo tenemos 80 millas náuticas pero a esta velocidad, nos tomaría por lo menos un día o dos más.

Mientras hago guardia nocturna me siento para pensar qué es lo mejor para hacer y suelto las velas y dirijo Anna Rose hacia el sur, a 7-8 nudos, me dirijo hacia la Bahía Jervis.  Aunque no es una entrada oficial,  se retiran los barcos si hay una buena razón, espero que no se enojen y nos dejen entrar.  Necesitamos un lugar de reposo para hacer frente a los fuertes vientos del sur.
Me comunico con las autoridades y ellos parecen entender la situación.  En eso me fijo en el mapa y encuentro una sección grande marcada como “área de práctica militar” justo en nuestro camino hacia la Bahía Jervis.  Ay, caramba, Significa que no podremos cruzar esa sección.  Tendríamos que desviarnos.  El suelo firme está tan cerca pero es difícil alcanzarlo.  Me contacto con el rescate marino de la Bahía Jervis y les pregunto si están entrenando, me dicen que sí, están disparando.   Para calibrar sus armas la marina dispara a objetos en la península noroeste de la bahía, y nosotros cruzaríamos justamente bajo los disparos.

Daniel:  Una persona amistosa del rescate de la marina nos ayuda y habla con los militares en práctica,  y deciden dejarnos pasar sin disparos.  Eso nos ayudó a cruzar la bahía cuatro horas más tarde, pero no en aguas más protegidas, como esperábamos.  Las olas son más bajas pero el viento arremete con furia por la bahía, tenemos que bajar más velas.  Una vez atracados, nos llega el olor de buena comida junto con el perfume de los eucaliptos.  Los de la aduana no pueden atendernos hasta el día siguiente debido al ventarrón.  La comida está tan cercana pero no podemos conseguirla.  La permanencia en la costa es bienvenida luego de diecisiete horas de navegación, hay tiempo para una buena comida y también para dormir ininterrumpidamente.  Parece que los vientos durarán una semana.  Qué fastidio.  Entramos a un café internet  y nos enteramos que el pronóstico del tiempo cambió desde ayer.  Parece posible cruzar el Mar Tasmania con algo rarísimo—poco viento. Nos contentamos con Laura por esto, de terminar lo que empezamos y esta pequeña parada de un día fue perfecto para recobrarnos y llenar nuestros suministros y comida.  Al día siguiente, a 25 millas náuticas al sur de la Bahía Jervis llenamos nuestros tanques en un puerto pesquero, en Ulludulla.
Navegamos los dos siguientes días cuando podemos o usamos los motores para empujarnos hacia el durmiente Mar Tasmania.  Hemos escuchado mucho acerca de su carácter impopular, y Laura incluso sabía del caso de una familia de navegantes que desapareció en ese mar al tratar de cruzarlo hace unos años.  Gracias a Dios tuvimos suerte. Los delfines aparecieron en grupos, así como los cargueros.  Dejamos la costa australiana.  El sol sigue pintando los cielos dos veces al día, y pronto olemos el eucalipto y la isla Tasmania se levanta del agua.  Qué tal vista!. Camino hacia la costa, vemos un montículo en colores rosado, rojo, violeta “Mundo de Maravillas”.  Alguien en Hobart me dice que ese montículo es uno de los lugares en la costa para observar el ocaso.

Echamos el ancla en la oscuridad—y lo que ignoramos es que Simón y Rosie (los dueños de Anna Rose) nos están observando desde tierra, donde pasaron la noche en su camper.  Fue mágico para ellos el vernos arribar, porque no tenían la certeza de si alcanzaríamos Hobart, y además vieron una estrella fugaz encima del velero.   El ancla resiste así como el anclaje en 40 nudos de vientos el cual será más fuerte al día siguiente.  Después de la segunda noche dejamos la bahía temprano en la mañana,  hay un pasaje con bancos de arena que tendremos que pasar idealmente con una marea alta,  y luego, el Canal Denison.  No fue tan difícil a pesar de la fuerte ventisca.  Felizmente que el motor de Anne Rose es resistente, de 120 caballos.

Llegamos unas horas más tarde a Hobbart y nos encontramos con Simon y Rosie por primera vez,  ellos felices de recibir su barco.  En el Club de Yates Laura habla de negocios con el contralmirante sobre la presentación de esa noche.  Me alegro de no tener que estirar mi cerebro más por ese día.  Mi chica puede hacer su labor muy bien si es necesario.  A veces pienso cuán erróneas pueden ser las apariencias.  Ella luce tan frágil y pequeña—pero sin embargo, hay una serio caballo de fuerza en ese corazón joven.  Uno no le podría llamar Guppy (pescadito muy pequeño) en verdad.
Deseamos partir lo más pronto posible, así que nos quedamos sólo un día para recorrer el hermoso Hobart con sus jardines olorosos llenos de árboles y flores que le confieren un aspecto mediterráneo.  Una bella manera de terminar esta aventura. 
Laura y Daniel
p.s. Amigos les ruego hacer klik en los anuncios.  Gracias mil.











jueves

ABANDONADOS (film)



Dejo esta hermosa película, titulada ABANDONADOS para gozo de la gente que ama el mar.  En 1989 el trimarán "Rose Noelle", zarpó de Pictor,Nueva Zelandia con rumbo a Tonga..  era un viaje de dos semanas, con cuatro hombres a bordo.  Debido a una tormenta y un fuerte oleaje, la nave se volteó y quedó panza arriba, con los cuatro hombres atrapados adentro.  Pasaron muchas peripecias y quedaron a la deriva 119 días, sin saber con exactitud  hacia dónde se dirigían.  Disfruten de la película.  Si no puedes ver abajo, entonces haz klik aquí. 


ENTREGA DE ANNA ROSE

18 de enero 2017
ENTREGA DE ANNA ROSE (1ª. Parte)

(Mensaje de Daniel)
A principios de noviembre cuando la puerta del avión de Honiara (capital de las Islas Salomón) se abrió, se llenó el aire de una humedad cálida.  Por fin encontré a Laura en el aeropuerto luego de largos meses de separación.  El plan era volar hasta Lata—una de las islas de Santa Cruz-- unos días después, donde Anna Rose—un yate de 45 pies—que nos esperaba para llevarlo hasta Hobart.  Queríamos llegar a nuestro destino lo más pronto posible porque noviembre pasa rápido y se hacía tarde para navegar en el estrecho.  Los primeros huracanes podían llegar en diciembre y necesitábamos por lo menos unos cuantos días para alistar el bote.  Nuestro vuelo de Honiara hasta Lata se canceló una y otra vez porque el motor había sido desarmado y los mecánicos esperaban que llegara un repuesto para armarlo.  Esperamos más de una semana y cada día escuchábamos lo mismo en la aerolínea: “Tal vez mañana… “.
Nos alojamos en un villorrio poco atractivo.  Un día nos escapamos en un scooter y avanzamos tanto como se pudo en un día.  Muchas sonrisas y saludos conforme rodábamos por pueblitos donde la vida transcurría sin tiempo.  Una vida cerca al mar, abundancia de fruta, vegetales y nueces.  Chicos gozando del sol y del agua, saltando de las rocas, pedaleando en sus canoas de madera, nos rodearon cuando nos detuvimos a comer mangos.  Ellos no nos entendían pero nos observaban con grandes sonrisas.  Un cerdo enorme, más grande que nuestro scooter, se remojaba en una alberca de barro cerca al camino.  Qué tal vida!  Me pregunto si esta gente tiene idea de lo que ocurre en el mundo.  Difícil de imaginar.
Unos días después, finalmente pudimos abordar el avión, con bastante peso, lo que parece que no fue un problema.  Llegamos a Lata.  Titus, un ayudante fiel de Oceanswatch nos esperaba, nos llevó por el pueblito hasta su dingy, el que flotaba en un agua muy clara.   Tuvimos unos días muy atareados para poner el bote en orden.  Conseguimos combustible y agua en bidones, conseguir algo de comida, lo cual fue muy rápido, ya que no hay supermercados en Lata.  Nuestros suministros eran lentejas, pasta, arroz y conservas que aún estaban en el bote, y algunas frutas y cocos recogidos en el terreno de Titus.  Nos tomó medio día para obtener agua de una fuente que alimenta un arroyo, un agua tan pura como el cristal—que es la fuente que provee agua a los pueblos vecinos.
Hay mucho más que decir sobre Lata y sus habitantes amistosos, y las conversaciones graciosas  que tuvimos con gente que por ejemplo ignora la fecha o el año de su nacimiento y tiene una mentalidad que está muy lejos de nuestra manera de vivir,  gente que no sabe qué responder cuando les preguntamos en qué trabajan.  “En nada”, nos dijo alguien que nos ayudó a llevar los vegetales al dingy “sólo me doy vueltas”, respondió, sin saber qué más decir. 
El 21 de noviembre finalmente levantamos nuestras anclas.  Después de tres o cuatro horas de trabajo arduo, Anna Rosa estuvo libre para cruzó la bahía.  Empezó una larga jornada con un final desconocido.  Esperamos buenos vientos por una semana, porque los reportes de tiempo no pueden ser tomados con mucha seriedad, y el Mar de Tasmania sigue siendo un misterio.
Pero el viaje empezó suavemente, con vientos que ayudaban a navegar bien,  nuestras manos trabajando sin descansar.  Nos caían chubascos noche y día.  Estábamos contentos de que aún el aire era caliente y la lluvia, un refresco bienvenido.  Cada puesta del sol era una pintura diferente que cambiaba como un camaleón, noche tras noche.  Qué divertido!  Un día, Laura divisó a dos delfines nadando frente al bote, y cuando agitamos la mano, llamándoles, se voltearon, manteniéndose en el agua hasta la mitad de la barriga.  Los delfines nunca nos dejaron de asombrar, son las criaturas más amigables del mar.  Unos días después de pasar Nueva Caledonia, sopló un viento constante que nos permitió navegar con soltura, hasta que Laura se dio cuenta de que el piloto automático se había apagado.  Lo encendí, pero el motor se apagaba de inmediato.  Algo no andaba bien.  Laura volteó la  rueda del timón y no halló resistencia.  Serían los cables rotos?  Empezó la búsqueda.  Encontramos una tuerca rota, es lo que sujeta el cable al cuadrante,  y traté de pegarlo lo mejor que pude.  También encendimos el timón de emergencia, sólo por si acaso, y dejamos el cuadrante accesible para poder monitorear el vehículo.

(Mensaje de Laura):
Los días siguientes el clima se tornó amable y nuestro pegamento parece que estuvo aguantando, pero estábamos empujando un poco el bote, ya que recibimos un mensaje de papá diciendo que un huracán acababa de asolar las Islas Salomón y se dirigía hacia Nueva Caledonia.  Para el tiempo que llegaríamos a Nueva Caledonia, debíamos estar fuera de su ruta, pero nunca hace daño poner tanta distancia como sea posible entre un huracán y un bote. 
La temperatura estuvo bajando gradualmente, lo que no nos incomodaba ya que el aire estaba muy caliente cuando salimos.  Las noches eran agradables y nos agradaba mirar las estrellas y la fosforescencia brillante que nos acompañaba la mayor parte del tiempo.  Hay un efecto especial, los haces de luz en el mar oscuro.  Unos haces cerca de un metro de diámetro, como si hubiera una discoteca en el fondo y nosotros  navegábamos a través de él.  De noche los shows de luz eran increíbles, con la fosforescencia en el agua o las estrellas en el firmamento.  Algunas noches los delfines nos rodeaban, dejando huellas verdes en el agua, alrededor de Anna Rose.

Un día estando en la proa del bote, disfrutando la subida y caída de Anna Rose, mientras ella gentilmente se dirigía sobre las olas hacia el horizonte,  me agaché sobre la riel mirando hacia el puente cortando las aguas azules, cuando vislumbré un hermoso pescado mamá con dos de sus crías, surfeando en la ola de nuestro puente.  Les observamos por largo tiempo, y en la noche cuando nos fijamos seguían ahí.  A la mañana siguiente corrí al frente para ver si aún seguían, ellos continuaban nadando, pero lastimosamente faltaba una de las crías.  Yo me pregunté que buscaban? ¿Acompañarnos como un pescado piloto, o estaban usando la sombra, explorando?   ¿Qué les hizo viajar junto a nosotros más de 100 millas náuticas en la ola de nuestro puente?
Durante dos días vimos medusas bajo el agua, unas grandes con una herradura naranja en el medio.  Junto a las medusas vimos como unos intestinos inflados flotando en el agua, ligeramente azulado, y hasta el tamaño de una mano.  Nos preguntamos si tenían que ver con las medusas flotantes. 
Durante las charlas con frecuencia me preguntan qué hago en el mar para no aburrirme.  Aún a muchas millas mar adentro siempre descubro nuevas cosas en el agua, hay tanto que ver y que no sabemos acerca de nuestros océanos.  Ciertamente no sólo es un espacio vasto, azul y abierto.  Para mí, el océano está lleno de vida, es excitante, nuevo y desafiante. 
Una semana después de pasar Nueva Caledonia, el clima empezó a ser más desafiante.  Los vientos disminuyen y luego crecen, cambian de dirección, levantando olas y zarandeándonos.  El viento nos hacía rodar pesadamente.  Con frecuencia nos movíamos a dos o tres nudos, pero el bote era simplemente muy pesado para los vientos  para evitar rodar.  Intentamos de todo, al final tuvimos que bajar las velas o sino encender el motor por algunas horas.  La calma chicha, sin viento, es para mí peor que una tormenta.
Hace un par de días Daniel se despertó con el sonido de agua corriendo, y siguiendo el sonido, encontró el ojo de buey en la cabina de ingeniería con una fuga seria.  Era una pequeño manantial.  Además de unas grietas serias en el vidrio, el caucho  también se había encogido por efecto del sol.  Conseguí enderezar el bote para evitar que el agua alcance el ojo de buey y reparamos el daño usando algo parecido al sikaflex. 
Laura & Daniel




















domingo

CUMPLÍ LOS 21 `AñOS!!

3 de noviembre 2016

Ha sucedido mucho desde que llegué a Portland hace tres semanas. Me pidieron varias charlas en el área.  Intenté acomodar algunas en mi agenda atareada.  He tenido mucha experiencia privándome del sueño, ¿para qué se necesita dormir tanto, de todas maneras?  Todos los viajes y charlas estuvieron bien. Aún con poco sueño, pude disfrutar mucho las semanas pasadas.  Mientras estuve aquí, los árboles cambiaron de verdes a estupendos tonos rojos, naranjas y púrpuras. 

Mientras estuve en Vancouver tuve tiempo de verme con familiares que no había visto en años.  Viven en Victoria—La Isla de Vancourver—y tuve que tomar el ferry.
Me agrada dar charlas cuando no es tan frecuente.  Me ayuda a recordar algunas de las lecciones que aprendí en el camino, y para aprender cosas nuevas, cuando me hacen preguntas y tengo que pensar por qué hice ésto o aquéllo.  Es una gran de manera de reflexionar y aprender de las experiencias.
Muchas veces en la vida estamos tan ocupados corriendo y haciendo cosas, y raramente nos detenemos a pensar sobre lo que hacemos.  Y eso es una vergüenza.  Porque creo que sólo llego a decir 10% de lo que me sucede.  Pero si realmente tomo el tiempo para reflexionar sobre las cosas hechas y las gentes que conocí, entonces aprendo mucho más.

En una charla de Vancouver me encontré a dos parejas que conocí en la Isla San Blas –la primera vez que fui allá—y en Bora Bora.  Qué chico es el mundo!  Aprendí muchas lecciones de la gente que conocí en mi camino, ya sean marineros o gentes de la localidad.  Ahora también, aunque no esté navegando, encuentro a tanta gente interesante que hacen estos lugares especiales.  Ahora estoy lista para salir de nuevo a navegar. 
También hice un viaje corto a New York y mientras estuve ahí, pude navegar un Nacra 17 con una gran chica del Centro de Navegación Oakcliff.  Fue increíble.  He navegado diferentes dinghy’s , pero más que nada monohulls.  Tengo el Minicat,pero lo otro es completamente diferente. También navegué en un bote que es lo opuesto al Nacra 17, cuando estuve en el Puerto Towsend en la costa oeste.  Se tratata del old schooner “Adventuress” de más de cien años.  En Bellingham di un charla para el Colegio Waldorf, donde todos los años llevan a sus chicos del sétimo grado a navegar en este bote histórico.  Pero los padres necesitan cubrir los fondos—así que la mitad delos fondos provenientes de mi charla fueron a ese fondo, y por ello me dejaron navegarlo. Fue una buena transacción.

Me quedé una noche con el resto de la tripulación y descubrí que habían tripulantes con nociones de música y también instrumentos a bordo.  Tuvimos una hermosa velada tocando varios instrumentos.  Hace año y medio empecé a practicar el violín, así que ya he aprendido a tocar algunas melodías.
Ahora llegué a Hong Kong.  Pensé estar completamente asombrada pero ya me he aclimatizado.  Me estoy alojando en un bote en un área con montañas verdes y montañas, lindas.  Fui a la ciudad que me pareció muy internacional.  No hubo choque cultural.  Hong Kong es tan grande que hay varios estilos culturales occidentales (antes fue una colonia británica).  Todos los letreros están en dos idiomas:  Chino e Inglés.  Si sólo estuvieran en chino, me forzaría a aprender ese idioma.  Todo tiene sus pros y contras.

Una vez que termine el trabajo en Hong Kong, volaré a las Islas Salomón donde Ana Rose (un yate que he entregado anteriormente) que espera a su capitana para llevarla de vuelta a Hobart.  En realidad a una capitana y su marido.
Un viaje largo, pero por lo menos no es tiempo de tormentas, así que no tendré que torear huracanes—aunque el Mar de Tasmania puede ser poco amigable en cualquier época del año.  Así veremos que clima nos tocará, pero estaremos en el agua, que es donde queremos estar.

Laura.






10-10-1016

Hace un mes dejé Nueva Zelandia, sola, para hacer un pequeño tour alrededor del mundo, esta vez por avión.  Daniel se quedó para cuidar el fuerte y trabajar.  Primero me detuve en Europa, donde di una charla en Alemania y dos en Amsterdam.  Siempre me sorprendo de ver cuán corto es un mes para ver a mi familia y hacer cosas.

Claro que no ayuda que la familia esté desperdigada en Holanda y Alemania.  Por ahora mi hermana menor está viajando por toda Europa con el circo.  Pero disfruté cada segundo que pasé con la familia.  Navegué mucho con mi padre.  En Kiel, donde di mi primera charla, fuimos invitados a navegar en un hermoso yate de clase 12 mr.  Son yates hermosos, pesados, lo cual los hace navegar con suavidad, sin embargo muy veloces por su diseño.  Con mi papá regresamos a Holanda para tomar parte en una regata en un bote que perteneció a un amigo de mi padre.  Lo conocemos hace tiempo y hemos competido varias veces en los ríos de Holanda.  Durante la competencia sólo había un viento de 0-5 nudos,  y con nuestro yate pesado no tuvimos ninguna oportunidad frente a los botes ligeros.  Sin embargo, al final nos contentamos con el resultado, y lo más importante que tuvimos un divertido fin de semana.  Después de la competencia, pasé dos días en el bote de papá, en el clima veraniego y fui a navegar con el minicat de papá.  El tiempo se mueve rápido y pronto estuve camino al aeropuerto, luego de estar un par de días con mamá y celebrar mis 21 años, en un negocio de panqueques con familia y amigos. 

El siguiente desembarque es en Portland, Oregon.   Cuando estuve en el Port Elizabeth, conocí a dos parejas simpáticas de Portland.  Mis buenos amigos del S/V Winddancer, que ahora viven en Whangarein, y otra pareja que ahora ha terminado su viaje alrededor del mundo y han regresado a Portland.  Ahora él es el oficial naval comisionado en el  Portland Yatch Club y me convenció para dar dos charlas ahí.   He estado aquí una semana y me las he ingeniado para conocer algo de la zona.  Portland y el Río Columbia son lugares estupendos para explorar.  Hay bellas caídas de agua en cada recodo y estupendos senderos para caminar.

He estado un mes fuera de casa y claro que no fue tan espectacular como cuando estuve viajando alrededor del mundo.  En cada charla me preguntan si no me sentía sola.  Hasta ahora no supe lo que era sentirse sola.  Desde niña me he acostumbrado a hacer cosas, sola, y siempre estuve enfocada en aprender acerca de la navegación.  Tuve buenos amigos, pero porque nos movíamos mucho, no pude hacer amigos permanentes mientras estaba creciendo.  Claro que extraño a mi familia cuando estoy navegando, pero no es lo mismo que extrañar a tu otra mitad. 

Creo que la gran diferencia aquí es que cuando los chicos crecen, su objetivo principal es hacerse independientes y dejar a sus padres.  Mientras el objetivo principal del matrimonio es ir juntos por la vida. 

Mis viajes no se han terminado.  Tengo en mi agenda, Vancouver, New York, Bellingham y Hong Kong, antes de regresar donde están Daniel y Guppy.

Laura.

Hacer klik aquí para ver el video en mi minicat.