Pasamos todo un día limpiando y acomodando
el auto. Lavamos, limpiamos e hicimos un
aviso con “Se Vende” para Marta, el auto de mi amiga, que lo dejamos en
Christchurch donde un amigo. Joy (mi
auto) empacado con tres mochilas, equipo de viaje de dos autos y las tres
apretujadas entre las cosas, dejamos Christchurch. La semana siguiente recorrimos bastante por
el camino y el auto estaba chorreando de lluvia. Nos detuvimos y caminamos por los alrededores de Marlborough Sounds en los
momentos secos. En Nelson visitamos
algunos amigos de antes que estuvieron en Sudáfrica con su bote Lemanja al
mismo tiepo que yo. Fue agradable verlos
de nuevo. Pero el mal tiempo nos aburrió
ya que hay mucho que hacer si vives en un auto con tres chicas, así que nos
embarcamos en el transbordador para regresar a Wellington. En Wellington nos despedimos de una de las
viajeras, para que pudiera volar a Australia.
Leticia y yo dejamos Wellington el mismo
día y llegamos a Wanganui tarde en la noche.
Estábamos buscando un lugar para acampar y manejamos por un camino
pequeño y sucio. Estaba oscuro y nos
dimos cuenta a los pocos segundos que el camino había terminado y estábamos en
una playa. Intenté voltear pero la nariz
del pobre Joy se hundió en la arena. No
pudimos avanzar ni retroceder. Salimos
del auto, pisamos la arena mojada y vimos que la marea estaba sólo a 20
metros. Empezamos a excavar la arena y
colocamos las alfombras del auto bajo las ruedas. Metro a metro movimos el auto. En eso, un auto se aproximó y alguien dijo,
“Háganse a un lado, chicas”. Respondimos
“No podemos, el auto está atorado en la arena” . “ Está bien, háganse a un lado” dijo la
voz. Cuatro fornidos muchachos Maoríes
saltaron del auto, uno se puso atrás de una llanta y los otros atrás del auto. En el siguiente minuto ellos levantaron el
auto y lo movieron 50 metros más arriba..
Cuando ellos regresaron a su auto, nosotros aún estábamos procesando lo
que acabábamos de ver. Les agradecimos a
los chicos y les preguntamos si conocían un lugar donde podíamos acampar esa
noche. Uno respondió “Bueno, yo tengo
una familia adorable y una casa, sígueme y parquea el auto en el patio
posterior. Nos invitaron donde una
maravillosa familia Maorí. Nos dieron
una comida deliciosa, nos bañamos con agua caliente y pudimos acampar en el extenso
patio.
Al día siguiente, unos de los amigos que
conocimos el día anterior nos invitó a su granja a unos cuantos kilómetros
fuera del pueblo. El es dueño de
extensas tierras y nos llevó a un lugar donde alguna vez hubo una comunidad
hippie. Las casas aún están ahí, pero la
gente se mudó hace ocho años. No viene
mucha gente por aquí, porque la manera más fácil de llegar incluye cruzar un
río y hacer una caminata de una hora. En
la noche nos quedamos en una de las casas con un horno y un buena
chimenea. Impresionante. Al día siguiente me invitaron a montar a
caballo. Después practiqué disparando contra unas latas. Tal vez necesite más práctica ya que no
encontré ningún hueco en las latas.
Luego de dos estupendos días en la naturaleza y con gente lindísima,
dejamos Wanganui. En Taupo, nos
detuvimos para bucear en el río caliente y en Rotorua pasamos un día lindo en
el gran lago. Finalmente el clima había
cambiado y ahora el sol nos quemaba la piel.
Caminamos con vestidos y nadamos en el mar.
Continuamos hasta Tauranga, donde hicimos
una caminata hasta la cima del Monte Maunganui y disfrutamos de la bella
playa.
Ahora hemos regresado a Auckland luego de
visitar a nuestros amigos de Anasazi que aún están en Whitianga con sus tres
niños. Me olvidé por completo sobre la
existencia de atolladeros de tráfico, ruido de buses, el humo de los carros, y
toda la gente corriendo y diciendo que están ocupados, sabe Dios con qué! Bueno, tendré que regresar donde Guppy lo más
pronto posible.
Laura
1 comentario:
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