Camino desde Auckland la lluvia empezó a pegar
sobre el panel de viento “Bienvenida a
Whangarei”, pensé mientras manejaba de nuevo por carreteras conocidas de. El clima no ha sido el mejor en los dos
últimos días, pero no importa, estoy contenta de ver nuevamente a Guppy. Quería congraciarme con él, y sacarle a
pasear, pero luego de ver el pronóstico de tiempo, cambié de parecer. Un viento tempestuoso. Ok. Tal vez no sea el mejor momento para
hacerlo. Leticia aún estaba conmigo, y manejamos
hacia Cape Reinga. El viento soplaba en
nuestras caras, y la lluvia le siguió, pero la vista valió la pena. El Pacífico y el Mar Tasman se juntan, creando
holas salvajes de 10 metros de alto. Nos
paramos ahí en la cima del Cabo Reinga y miramos hacia el mar, yo deseando estar ahí afuera de nuevo y
Leticia contenta de estar de nuevo en tierra.
Después de dos días el viento amainó y decidimos llevar a Guppy a navegar, luego
de revisarla y hacerle su mantenimiento.
El sol brillaba en nuestras caras y una brisa fresca nos saludó, una vez
que salimos de la zona portuaria de Tutukaka.
Tan pronto como partimos el motor se negó a apagarse. Todo el panel de electricidad estaba muerto,
incluyendo el medidor RPM. Revisé las conexiones
pero todo parecía estar en orden, así que detuve el motor manualmente. Después de todo, Guppy es un bote de vela y
no necesita motor. En el mar, revisé las
conexiones con las baterías y encontré el problema. Algo golpeó
en los botones de encendido. Eso
era fácil. Creo que Guppy luego de tanto
tiempo de estar solitario, estaba un poco renegón y sólo quería saber si yo aún
era capaz. Unas horas mas tardes, el
chart plotter (sistema de navegación que combina un receptor de GPS con función
cartográfica)también se malogró. Al
anochecer llegamos al Bay of Islands (Bahía de las Islas) para pasar la
noche. Llegando ahí, las luces de Guppy
también se resistieron a trabajar, pero con los buenos mapas antiguos y el satélite viejo (GPS) logré evitar las
rocas, y pudimos atracar en una bahía tranquila. Al regresar al día siguiente tuvimos
suficiente viento y lluvia, lo cual no le cayó bien a Leticia quien se
mareó. Pero Guppy estaba corriendo a
ocho nudos, contento como en los viejos tiempos. Ahora está aparcado en su mismo lugar en la
zona portuaria de Tutukaka. Ahora Guppy está feliz, tiene una gran
sonrisa, y ahora que la lluvia esta golpeando, el viento fresco me está
diciendo que el invierno se aproxima.
Laura
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