Bonaire, 9 de abril de 2012
Después de dar mi última entrevista en las Islas Canarias
para un show de la tele alemana, finalmente regresé donde Guppy. Mi retorno no transcurrió como yo
pensaba. Disfruté de mi estadía en las
Islas Canarias, donde me encontré con amistades del año pasado. El viernes, 30 de marzo, me embarqué en
avión rumbo a Madrid. La partida se
demoró una hora, por lo que perdí mi vuelo de conección de Amsterdam hacia
Bonaire. Encima de eso, no habían más vuelos hacia Amsterdam en toda una semana. Averigüé sobre los vuelos disponibles y con
suerte pude encontrar uno hacia… Curacao.
Por lo menos un poco más cerca de donde me encontraba. Reservé el ticket y corrí hacia el otro lado
del aeropuerto para coger mi vuelo.
Diez horas más tarde llegué a Curacao, más tranquila de
estar cerca de Guppy. Sólo me quedaba
esperar por un vuelo hacia Bonaire y pensé que sería fácil. Por supuesto que el último vuelo acababa de partir,
así que tuve que esperar diez horas. El
tiempo pasó y después de embarcarme, en quince minutos me encontré en
Bonaire. Primero avisté desde el aire la
isla y cuando nos acercamos, pude captar los mástiles de Guppy.
Tres días de viaje y sólo seis horas de sueño dejaron
huellas en mí, sin embargo, estaba contenta de regresar. Al llegar no tuve
oportunidad de dormir porque mi maleta se había quedado y me la entregaron en
el siguiente vuelo, lo que sucedió cuatro horas más tarde. Después de eso,
dormí veinte horas seguidas y me invité una comida decente, por todas las
comidas de avión con que me alimenté.
Además de escribir mi libro y hacer mis tareas escolares,
estoy preparando a Guppy para volver a navegar de nuevo.
Laura
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