20 de enero 2013
Después de una semana en la granja, el
pobre Guppy quería verme de nuevo.
Después de todo, sólo estuve con él un día luego del viaje en el
Akatea. Así que me trasladé donde Guppy,
donde aún me encuentro. Tengo algunas presentaciones en el Museo Marítimo para grupos de niños. Es muy lindo, los niños tienen una manera
diferente de pensar, y hacen preguntas inteligentes, diferentes a la de los
adultos.
Al finalizar, estando a bordo, me di cuenta que Guppy no
lucía tan contento. La gran ciudad con
sus ruidos día y noche, y el estar rodeado de edificios altos y un montón de
gente, fue demasiado para el pobre.
Guppy quería salir a la naturaleza de nuevo: sentir el viento, las olas
y la libertad. Así que decidí navegar
hacia Tutukaka con dos buenos amigos que conocí en Auckland.
El viaje hacia el norte fue
fantástico. Para empezar, tuvimos un
buen viento de 15 a 20 nudos que soplaba desde el oeste, y que amainó un tanto
en la noche. Partimos en la tarde y
navegamos toda la noche las 80 millas desde Auckland hasta Tutukaka. Los delfines saltaban frente a Guppy y vi que
él estaba feliz y sonriendo. El mar
estaba tan lindo y tranquilo que trajimos cojines y frazadas en el cockpit y
bebimos un chocolate caliente mientras mirábamos las estrellas y la hermosa
noche clara. Al llegar, Guppy se pudo
acomodar en un buen lugar en el puerto deportivo de Tutukaka, donde estoy
trabajando en los botes de buceo. Es hermoso: estar rodeada de naturaleza, en un
villorrio pequeño, en un verano suave.
Guppy está tan contento y sigue preguntándome cuándo saldremos de
nuevo.
Laura
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