19 de agosto 2012
Hemos navegado por un rato con las velas lacias para
estar mas cerca del viento, pero éste se esta volteando hacia el sur, y
nosotros avanzamos bien. Anoche se
presentaron un par de chubascos fuertes, y ahora todo está normal—húmedo y salado! Hasta el momento hemos tenido un buen
viaje. Desde Papeete hemos usado el
motor menos de cuatro horas. El barco
Tranquility decidió parar un día en Takutea, una de las Islas Cook, porque se
estaban cansando de avanzar con el
motor. Una vez que regresen a Nueva
Zelandia, los navegantes se establecerán ahí por un tiempo. Los chicos tienen ocho y diez años, y esperan
ir a colegio y tener una vida normal en tierra.
Ahora estamos a la mitad del camino entre Papeete y
Tonga. Le he prometido a Guppy que un
día regresaremos a visitar estas hermosas islas del Pacífico.
Laura
17 de agosto 2012
Aunque no tenemos mucho viento; hace un día hermoso pleno
de sol con escasas olas, lo que nos permitió cocinar una buena comida, tocar
algo de guitarra y ver una película.
Parece que nos esperan unos días calmados. No me importa avanzar con lentitud, mientras
no haya una gran oleaje que haga batir las velas. Ahora estoy en la latitud 19, conduciendo a
un curso de 250 grados, lo que nos llevará hasta el sur de Tonga. Hemos dejado las buenas latitudes norte de 16
grados, y el clima se tornará menos estable, conforme avancemos hacia el
sur. Tranquility está marchando aún más
hacia el sur que nosotros, usando el motor cuando la velocidad es menor de
tres nudos. Si permanecemos por encima
de las peores latitudes sureñas, nuestro viaje será más largo, pero no
necesariamente más lento. Estamos
haciendo buen progreso.
Laura
16 de agosto 2012
Ayer tuvimos buenos vientos que amainaron a la
medianoche. Tranquility, el barco de 52
pies, partió hace dos días, pero está tomando un rumbo más hacia el sur de lo
que yo me encuentro. Probablemente
continúe hacia el oeste los siguientes días.
Bruno está vivo, lo cual es bueno, porque así me podrá ayudar a cocinar
de nuevo. Realmente estoy extrañando a
la pequeña Kiwi durante esta travesía y me desperté un par de veces, pensando
que la había escuchado o que estaba durmiendo encima mío.
Laura
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