Día 160
28 de enero 2011
Antesdeayer llegué a la Dominica. El camino fue bastante rudo. Era una distancia corta, pero había enormes chaparrones y habré estado diez minutos seca, de las cuatro horas que dura la travesía. Debido a la lluvia venían tremendos golpes de viento, por el que una vez a pesar del Genua el agua anegó la cabina. Ya estaba mojada porque el bote de goma (dinghy), en la cubierta de proa, se había desprendido y tuve que sujetarlo bien. Pero no podía ver nada porque la cubierta de proa estaba bajo agua. La segunda vez fui, armada de un casco de buceo para amarrar bien el bote de goma. Sinceramente pensé tener un viaje más tranquilo, por lo que al dinghy lo sujeté sólo con una soga. Cuando ya anclé en la Dominica tenía la impresión de haber estado en un bote laser, estaba completamente mojada, y estaba reponiéndome en la cabina, cuando apareció el primer bote local con fruta. Ya he hecho los papeles de aduana, y luego me puse a descansar. Hay otros dos yates holandeses en la bahía y con los navegantes he hecho una caminata. Cuando estaba por el cañón en el fuerte ubicado en la cima de una colina, divisé el Stad Amsterdam entrando a la bahía. Ayer fui a hacerles una visita y me alegré de ver caras conocidas. Sólo que hace poco ha habido un gran cambio de tripulación y había nuevos tripulantes a bordo.
Laura
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