18 de junio 2011
Luego de un viaje en calma chicha de 30 horas he llegado a Bora Bora. Como sucede con frecuencia en estos atolones, tuve que darme primero la vuelta hasta encontrar una pequeña abertura en los acantilados para ingresar a la isla. Desde el mar había divisado un lindo sitio para anclar, donde había un yate grande, y supuse que era suficientemente profundo, pero no. Estaba a la mitad, super optimista, entre los corales, cuando mi bote chocó contra los arrecifes. A pesar de que sucedió con suavidad, no le gustó a Guppy en absoluto. En el segundo intento, también me dí contra el suelo, y al tercero, he capitulado porque empezó a oscurecer. Adiós lindo lugar para anclar. Por lo demás, se puede escoger entre demasiado hondo y poquísima profundidad. Tanto por la tierra como por los corales corren las aguas internas de igual manera sesgada hacia abajo a más de 50 metros de profundidad. Visto que ya se ha hecho muy oscuro, he anclado en un amarradero. No es lo ideal y no me inspira confianza, pues nunca se sabe cuánto tiempo estará allí, y tal vez bajo el agua esté casi podrido. Bueno, por el momento estamos allí y mañana buscaremos otro lugar, en especial uno donde no haya corales en que Guppy se pueda tropezar.
Laura
No hay comentarios:
Publicar un comentario