28 de mayo 2011
Hay una vida de experiencias y ocupaciones que me parece que estuviera una ya semana. He visitado el villorrio Atuone donde fui el alcalde me recibió y ya he coleccionado tres collares de flores. Las gentes en este lugar son realmente amigables y se hacen pesar de que no me hayan organizado una gran fiesta de bienvenida, porque ignoraban que venía. Esa es justamente la razón por la que yo no quiero que la gente sepa con anticipación. De esta manera, mi viaje es más agradable y espontáneo.
Junto con otros chicos de mi edad de otro yate y con otra señora que vive en la isla, esta mañana hemos ido de paseo de exploración. La isla es preciosa, verde y tremendamente alta. Apenas llegas a las nubes la temperatura es más fría y hay cipreses por doquier, de esa manera no parece que estuviera en mitad del Océano Pacífico.
A diario llega una embarcación nueva y conozco a más personas. Todos se preguntan cómo es que he podido hacer la travesía en 17 días y 22 horas. Hasta ahora no he podido encontrar un yate-- excepto uno grande de 66 pies--más veloz que Guppy y las conversaciones regresan al punto de cómo pude ser tan rápida. Generalmente, la conclusión es que una ballena me jaló o que soy la flying Dutch girl (la holandesa volante). Lamentablemente mi velocidad no ha podido evitar que Guppy esté lleno de placas verdosas. Así que hoy he utilizado medio día bajo Guppy, armada de un anteojo de buceo y de una espátula
Laura
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